Las comunidades Pozo Blanco del Capulín y Ojo de Agua del Refugio se hermanaron para presentar la obra La Mancaña de la directora Raquel Araujo.
Cabe describir los significados que la comunidad de Pozo Blanco atribuye al término “Mancaña”: primero, una especie de nopal que prolifera en la región; segundo, el nombre que se impuso a la biblioteca comunitaria de la región y tercero, la puesta en escena que busca retratar la vida y la historia de este lugar.
Para entender la obra basta conocer o imaginar al poblado: es un lugar polvoriento donde los habitantes se conocen más por el apodo que por el nombre de pila; donde predominan la agricultura y diversos oficios, característicos de las pequeñas regiones. Un lugar aislado en medio de una planicie, a 50 kilómetros del municipio de San José de Iturbide.
La Mancaña de Raquel Araujo está inspirada en las obras El llano en llamas y Pedro Páramo de Juan Rulfo. La trama transcurre entre la búsqueda de sus raíces que efectúan niños y jóvenes y las reminiscencias de su pasado, centrada principalmente en episodios de la Revolución Mexicana.
Los actores juveniles que su interés por la obra radica en la posibilidad que tienen de conocer su pasado, sus raíces e identidad. También participa el coro de Ojo de Agua del Refugio, integrado por pacientes de la tercera edad de los centros gerontológicos Las Teresas y El Cambio, dirigidos por el maestro Ligorio Rodríguez. Los miembros del coro participan tocando temas alusivos a la Revolución.
La Mancaña se ha convertido en una actividad que propicia la unión familiar de su elenco, pues la mayoría de los actores son hermanos y primos, como el lazo que ata a Raquel Araujo y Pozo Blanco.
Este montaje se inserta dentro de la líneas de acción establecidas por el Proyecto Ruelas, que tiene el objetivo de incorporar a gente común en piezas teatrales para darles visibilidad y voz, presencia y movilidad.