«Esto debería de ser una obra de teatro, esto no es un alegato político» y sin embargo llegó el momento de poner a las niñas en primer lugar. Las niñas son mujeres que aún no saben que lo son, pero están a punto de descubrirlo. Pues la sociedad en la que viven las ha retratado como estereotipos ideales y no como mujeres reales.
Dos actrices compitiendo por ser la mejor, por ser la elegida, tendrán que trabajar juntas y descubrirán que los personajes que han elegido o que las han elegido, las confrontarán con su propia vida y las llevarán a cuestionarse si es que a caso están tan lejos de la realidad que vivían las mujeres en siglos pasados o simplemente siguen siendo niñas en un mundo escrito y gobernado por hombres. Los mismos hombres que las hacen competir entre ellas, ya sea por un papel en una prestigiosa compañía o por el amor y la aceptación de una pareja.
Dos mujeres que intentan ser lo suficientemente buenas, flacas, bonitas y listas, es decir, mujeres que no existen.
Las Niñas se ha convertido en un espacio para compartir, para dar voz a los sentires de todas las personas que formamos parte del proyecto. Es una apuesta para que el discurso de la puesta en escena repercuta de alguna manera en el espectador, que provoque ruido en sus cabezas, que propicie la reflexión sobre lo que sucede durante la función.
¿Quién podría imaginarse a una Antígona con sobrepeso?
Una Medea demasiado baja
Una Julieta con la espalda ancha.